Convivir con el dolor. Soportar el dolor. Crecer con el dolor. Aún ganar en el dolor.
¿Qué actitud desarrollamos ante la presencia del dolor?
Hace unas horas presencié el gran triunfo del tenista argentino Diego Schwartzman sobre el francés Poullie, con el que arribó a cuartos de final en el Abierto de Estados Unidos. Es un gran logro llegar a esta instancia en unos de los cuatro torneos más importantes del circuito.
Schwartzman había ganado los dos primeros sets. En el tercer set sintió un fuerte dolor; por lo cual requirió atención médica. Casi parado jugó luego de ese incidente, perdiendo 6-2 con gritos de rabia y dolor. Afirmó luego del partido: “Estaba pensando más en si quedarme en la cancha que en otra cosa”. El francés estaba destrozándolo. Los pronósticos lógicos, a esa altura de los acontecimientos, eran sólo dos: abandono o rápido triunfo de Poullie en los dos sets restantes. Cabe aclarar que en un torneo de estas características hay que conquistar tres sets para ganar un match.
Pero sucedió lo impensado… De a poco, el “Peque” (su 1,70m en este deporte lo hace pertenecer al lote de los más bajos en estatura) acertó con algunos tiros ganadores en el cuarto set. Y el francés comenzó a dudar. Y el “Peque” comenzó a agigantar su figura punto a punto para llevarse un set más y ganar el partido.
Ante el dolor, se mantuvo en el partido. Hizo lo que pudo. Fue inteligente. ¡Y ganó!
Ya el año pasado me sorprendió su actitud para dar vuelta un partido increíble en la final de Estambul ante el búlgaro Dimitrov. Ante el juego perfecto de su oponente, no decayó. Siguió corriendo, siguió peleando cada punto. Y de repente, comenzó a dar vuelta el partido que pasó a la historia porque el búlgaro, ahora preso de impotencia, terminó rompiendo cuatro raquetas.
Hace ya un tiempo, Martín Seligman, reconocido investigador y pionero de la Psicología Positiva, sin negar el llamado “estrés postraumático”, comenzó a brindar capacitaciones sobre el “crecimiento postraumático” (en su libro “Florecer” cuenta por ejemplo las exitosas aplicaciones de estos nuevos principios en el mundo de los soldados y estudiantes norteamericanos).
En el Inventario de Crecimiento Postraumático se reconoce cómo, ciertos individuos, a partir del dolor y el trauma, con el tiempo pueden afirmar:
Tengo mayor aprecio por el valor de mi vida
Comprendo mejor las cuestiones espirituales
Establecí un nuevo camino para mi vida
Tengo un mayor sentido de cercanía con los demás
Nuevas oportunidades están disponibles que no existirían de otra manera
Pongo un mayor empeño en mis relaciones
Descubro que soy más fuerte de lo que pensaba.
Si estás dolido, si quieres abandonar el partido… espera, soporta, sé sabio, busca nuevas fuerzas en Dios. Podemos crecer aún en presencia del dolor. Un nuevo camino quizá pueda abrirse si aprendemos a sufrir y a quedarnos en el “partido”. El dolor no tiene por qué ser la señal de que todo lo bueno que podía llegar, ya no llegará. Creo en un Dios que siempre tiene un buen plan, un plan de bienestar para tu vida. Juega punto a punto, día a día. La vida es dinámica. Algo bueno puede salir de todo esto que hoy estés viviendo, puedes ganar aún en presencia del dolor.