Frases que escuché por estos días:
Patrullar. Custodiar. Intervenir siempre.
Tres formas de expresión que aluden al mismo fenómeno: una combinación de control, autorreferencia y omnipotencia.
Caemos en esta trampa de la intervención constante cuando operan estas creencias dentro de nosotros:
El resultado ante este estilo de afrontamiento siempre es el mismo: Cansancio, Ansiedad, Relaciones Rotas, Frustración y Enojo. Y muchas personas, en lugar de reconocer lo insalubre de este estilo, creen que se sale adelante con mayor control e intervención.
¿No será tiempo de repensar este accionar?
¿Será que el lema “vivir y dejar vivir” habrá que incorporarlo de una vez por todas?
¿Tal vez el silencio, el acompañamiento y nuestra oración puedan ser más útiles que nuestra marcación permanente?
¿Y si nos enfocamos en mejorar nosotros en lugar de mirar siempre hacia los costados?
No bajes los brazos. Siempre sigue intentando ser un hacedor de bien y alguien que aporte bendición a tu entorno. Pero recuerda que no todo depende de ti. Inspiración no es lo mismo que intervención; por lo tanto, inspira con tu ejemplo a otras personas. Habla menos. Ora más.
Dr. Gustavo Bedrossian