Cuando uno intenta comprender “Quién es Dios” no puede desligarse demasiado de “Quién es Dios para mí”. En variadas oportunidades, he conversado con personas que estaban rearmando su concepto de Dios a partir de sus últimas experiencias. ¿Esto quiere decir entonces que nuestras vivencias determinan quién es Dios?
Ciertos ejemplos quizá nos sirvan para avanzar en el planteo:
Viendo éstos y tantos otros ejemplos, parece que se trata de integrar conceptos sobre Dios en lugar de una buscar una fórmula simplista que lo defina. Evidentemente, nuestras experiencias no pueden abarcar todo lo que Él es, pero nos permiten avanzar en conocer algunas de sus facetas o expresiones.
Las experiencias y los caminos son infinitos. Su Consuelo, Poder, Misericordia, Fortaleza, Bondad, Soberanía, Gracia… (la lista no tiene fin), estarán allí a nuestra disposición. Ninguna experiencia personal o enseñanza nos pueden dar una información completa sobre Él.
Si nos sentimos defraudados por Dios en alguna ocasión, no se trata de cuánto le falta a Él; se trata de cuánto nos falta todavía conocerLe. No intentemos reducir a Dios mediante fórmulas baratas; estemos dispuestos a conocerlo más profundamente. Bienvenidas sean nuestras experiencias pasadas, pero tenemos por delante nuevas vivencias que nos llevarán a profundas y complejas revisiones. Un Dios tan rico todavía tiene mucho para sorprendernos, si nos disponemos a que esto suceda.
Dr. Gustavo Bedrossian